miércoles, 26 de noviembre de 2014

La Torre del Espectáculo

“Madrid necesita un mirador”. Bajo este sugestivo lema, el diario “El Alcázar” animaba a estudiantes y arquitectos en 1966 a presentar sus proyectos para la creación de un mirador en la capital, con la esperanza de que el mismo fuera tan llamativo que finalmente se aprobara su construcción.
El diario proponía los pinares de Rodajos, en la Casa de Campo, como el lugar idóneo por sus vistas al perfil de la urbe. 

Se convocaba, textualmente, debido a “la epidemia de torres y miradores en toda Europa”. Sin embargo, precisamente hasta el año siguiente, era un edificio madrileño, la Torre de Madrid, el más alto de toda Europa.

Casto Fernández-Shaw Iturralde
Fueron muchos los proyectos que llegaron a la redacción de “El Alcázar”. Sin embargo uno llamó especialmente la atención desde el principio.

Casto Fernández-Shaw Iturralde (1896-1978) fue un arquitecto  y urbanista madrileño, exponente de la corriente del racionalismo. Trabajó en el estudio de Antonio Palacios (de quien ya hablamos anteriormente en el post de su proyecto de la Puerta del Sol), y coincidió allí con Pedro Muguruza (que se encargó de las obras de la reconstrucción de la Ciudad Universitaria y del Valle de los Caídos).

Fernández-Shaw es ya en 1966 bien conocido en Madrid por haber construido edificios tales como la gasolinera de Petróleos Porto Pi (hoy restaurada pero aún existente en la calle de Alberto Aguilera), el edificio Coliseum de la Gran Vía, o el Mercado de San Fernando de la calle Embajadores.

Por eso es llamativa su participación en esta propuesta de “El Alcázar”, al que envía un insólito proyecto denominado "la Torre del Espectáculo".

Se trataría de una torre de 500 metros que casi cuadriplicaría la altura de la ya mencionada Torre de Madrid. La base tendría 330 metros de diámetro, y en la parte más elevada se hallaría un restaurante y, por supuesto, unas terrazas que harían que el sueño de ese mirador de la Casa de Campo se hiciera realidad.

Proyecto de la Torre del Espectáculo
Hasta un cierto nivel, se podría subir a la torre con el propio automóvil y realizar compras desde él. Pero no fue esto lo que entusiasmó a los técnicos de aquellos años.

Y es que lo sorprendente es que en la planta principal del edificio habría un campo de fútbol reglamentario, y sobre él más salas para otras competiciones deportivas, teniendo este "estadio" una capacidad para 45.000 personas.

Sobre el mismo habría un circo, cuyos espectáculos podrían disfrutar otras 15.000 personas. Además, un cine, una sala de conciertos e incluso una piscina. La capacidad total de la torre, incluyendo el resto de pisos, las terrazas y el restaurante, llegaría a las 100.000 personas.

Una oleada de críticas favorables a la construcción del edificio ocupó páginas y páginas de periódicos.


El ingeniero jefe de los servicios de radiodifusión y televisión del Ministerio de Información y Turismo dijo que la creación de la torre era muy urgente con la esperanza de que sirviera también como torre de comunicaciones, ya que Torrespaña (el Pirulí), no se inauguró hasta 1982.
El Presidente de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, a su vez, comentaba que habría que construirla cuanto antes para que el arquitecto no llevara su proyecto a otro lugar.

Proyecto de la Torre del Espectáculo
Fernández-Shaw aspiraba a que su torre se convirtiera en el centro de una exposición mundial de 20 países que en el año 1992 celebrarían el V centenario del descubrimiento de América, la cual finalmente se celebró en Sevilla.

A pesar de todas las opiniones a favor (y alguna en contra, como la del también arquitecto Miguel Fisac), la torre nunca llegó a construirse.

Por cuestiones del azar, es en 1992 cuando Madrid consigue su mirador a la ciudad, y no es por el V centenario del descubrimiento de América, sino porque ese año la Villa y Corte acoge el título de Capital de la Cultura Europea. Como conmemoración se erige la “Torre de Iluminación y Comunicaciones del Ayuntamiento de Madrid”, más conocida como el Faro de Moncloa (110 metros de altura).

Sin embargo, la maldición en cuanto a miradores continúa. Y es que, tras varios problemas y falta de conservación, fue cerrado en 2008 por incumplir la normativa de seguridad, y a noviembre de 2014 y tras una costosa, costosísima reforma, el Faro sigue cerrado a la espera de que alguien se interese en comprarlo para convertirlo en restaurante.

La pregunta es obligada... ¿es necesario un mirador como la Torre del Espectáculo en Madrid, o es más que suficiente con el Faro de Moncloa (una vez reabra sus puertas)?

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Proyecto de ampliación de la línea 11 de Metro

El 17 de octubre de 1919, el rey Alfonso XIII inaugura el trayecto Sol-Cuatro Caminos de la línea 1 del Metro de Madrid. Se trata del pistoletazo de salida a una carrera que lleva a Metro de Madrid a convertirse en lo que es hoy: la segunda red de metro de la Unión Europea, la octava del mundo, y una de las que más ha crecido en estos últimos años, llegando algunas líneas a muchos de los municipios cercanos a la capital.

Entre 1995 y 2007, la red se extendió de manera muy rápida. Sin embargo, algunos de los proyectos más ambiciosos no se pudieron llevar a cabo, y actualmente han quedado descartados, o al menos apartados temporalmente debido a la crisis económica.

La línea 6, que todo el mundo conoce como línea circular, es un cinturón que rodea la ciudad en metro tal y como hace la M-30 por carretera.
Por tanto, no es de extrañar que, de la misma manera que existe un segundo cinturón en las carreteras madrileñas, la M-40, surgiera la idea de una segunda línea circular que fuera completando el mapa del metropolitano en forma de telaraña.

Ya en 2006 esta idea comenzó a reflejarse en proyectos que trataban de llevar a cabo esta ardua tarea. Pero al tratarse de un cinturón tan amplio, el número de kilómetros también sería importante. Por este motivo se decidió trazar, al menos en un primer momento, sólo un semicírculo. La tarea de esta línea sería fundamentalmente descongestionar la línea 1 en el tramo Sol-Pacífico, y la línea 6 en la zona sur.

Lo curioso es que para esta M-40 del metro se utilizaría la existente línea 11. La misma era en 2006 la más corta de la red de Metro (sin contar el Ramal Ópera-Príncipe Pío). Y es que la línea 11 sólo tenía 3 paradas: Plaza Elíptica, Abrantes y Pan Bendito.

Por una parte la línea se ampliaría por el sur, y de hecho se amplió de 2007 a 2010. Actualmente, tras Pan Bendito, se puede llegar a San Francisco, Carabanchel Alto, La Peseta, y finalmente a La Fortuna, contando así con 7 paradas.

La ampliación más ambiciosa se llevaría a cabo por el norte, favoreciendo especialmente a los distritos de Arganzuela y Retiro. Y es que esta línea recorrería gran parte de la ciudad y se convertiría en la más larga de todas las existentes.

La cabecera norte, en lugar de situarse en Plaza Elíptica, se movería hasta Avenida de la Ilustración, donde se podría hacer trasbordo con la línea 7. 
De ahí se iría poco a poco completando el semicírculo con las siguientes paradas: Herrera Oria (enlace con línea 9), Ramón y Cajal, Monforte de Lemos, Chamartín (una de las más importantes de la línea, ya que conectaría con líneas 1 y 10 de metro, pero también con Cercanías RENFE y trenes de larga distancia en la estación de ferrocarril), Costillares, Atalaya (nueva estación que acogería las líneas 8 y 11), Arturo Soria (línea 4), San Juan Bautista, El Salvador, Ciudad Lineal (línea 5), Ascao (línea 7), la Elipa (línea 2), Marqués de Corbera, Sáinz de Baranda (líneas 6 y 9), Niño Jesús, Atocha Renfe (línea 1, Cercanías, y la otra gran estación de ferrocarril de Madrid), Palos de la Frontera (línea 3), Puente de Praga, y volvería a enlazar con Plaza Elíptica (línea 6), para juntarse con la ya existente línea 11.

Habría sido una línea con un total de 28 estaciones para la que comenzaron a prepararse ya algunos detalles. Por ejemplo, la estación de metro de Chamartín se amplió en 2007, y se construyeron dos andenes, actualmente sin servicio, con vistas al nuevo proyecto.
Más de 20 kilómetros nuevos de recorrido, que habrían costado unos 392 millones de euros.

En principio, antes de 2020 l@s madrileñ@s podrían haber disfrutado de esta nueva ampliación. Pero la crisis económica hizo que el proyecto se guardara en un cajón que no sabemos si se volverá a abrir.

La última noticia en relación a la línea 11, sin embargo, no ha sido muy positiva. Y es que en abril de 2014 la Unión Europea criticó la ampliación realizada, porque apenas es utilizada por el 18% de los usuarios que el Gobierno regional previó al solicitar fondos a Bruselas para construirla.

Por ello hoy preguntamos, ¿qué te habría parecido la ampliación por el norte de la línea 11? ¿Un proyecto necesario, o un gasto inútil?

miércoles, 12 de noviembre de 2014

El monumento a Alfonso XIII

El Paseo de la Castellana es uno de los más conocidos por los madrileños. Sus repetidas ampliaciones han dado lugar a una de las calles más largas y representativas de la ciudad. Si bien es cierto que su origen data de los siglos XVII y XVIII al ver la luz el Paseo del Prado y el de Recoletos, su urbanización en la zona norte no finaliza hasta el siglo XX. De hecho las Cuatro Torres cierran este espacio al final del Paseo desde hace sólo unos años, ya en el siglo XXI.
Alberto de Palacio y Elissague

Como decimos, sus ampliaciones se han ido llevando a cabo por tramos. Los proyectos más famosos han sido el Plan Castro en 1857, el de Núñez Granés de 1910, y el Plan Bidagor entre 1941 y 1946.

En el primer cuarto del siglo XX, durante el reinado de Alfonso XIII, se planea el ensanche norte del Paseo de la Castellana que, basado en el Plan de Núñez Granés, hace que se urbanice incluso la actual zona de Nuevos Ministerios. Es lo que da lugar a que posteriormente, en 1933, se derribe el Hipódromo de la Zarzuela, y en ese mismo lugar se construyan los Nuevos Ministerios, obra que finalizó ya en 1942.

Todo esto es el Madrid que fue, pero... ¿qué hay del que no fue?

Lo cierto es que en la zona en que se ubicaba el Hipódromo, en un primer momento no estaba planeado que se construyera el edificio de los Nuevos Ministerios.

Alberto de Palacio y Elissague fue un arquitecto del que ya hablamos en la entrada “El monumento a Colón de Alberto de Palacio”. Se trata de un personaje muy ambicioso que planeó en Madrid más de un proyecto de grandes dimensiones.

Hoy volvemos a hablar de él porque fue el encargado de diseñar el monumento a Alfonso XIII. Y es que este rey, como la práctica totalidad de los monarcas españoles, encargó un monumento de su persona para que su figura no se olvidara fácilmente.

Recreación del monumento a Alfonso XIII,
de "El Madrid no construido"
El monumento consistiría en un basamento con una gran puerta de ingreso. Habría una colosal fuente con cascadas de una altura de un séptimo piso sobre la cual se alzaría la estatua ecuestre de Alfonso XIII, hecha en bronce y presidiendo toda la obra, la cual alcanzaría los 40 metros de altura.

Las inmensas cascadas, cuatro en total, semejarían bóvedas acrisoladas de forma variadísima, con el fin de producir efectos visuales cuando estuvieran bañadas por los rayos solares.

Por si todo esto fuera poco, también serviría como palacete, y es que en su interior habría un gran salón para recepciones y conciertos, todo ello con balcones y galerías para poder admirar las vistas en todas direcciones, y como remate, una bóveda con la bandera española.

Esta construcción estaría rodeada por unos imponentes jardines en un espacio perfectamente circular de 200 metros de diámetro, y el conjunto se convertiría en una isla, rodeada a forma de anillo por la ampliación del Paseo de la Castellana, justo por donde hoy pasa esta avenida a la altura de los ya mencionados Nuevos Ministerios.

Monumento a Alfonso XIII en el Paseo de la Castellana
Desde el Paseo, además de poder admirarse en todo su esplendor el grandioso monumento, se podrían adivinar las fuentes, flores de colores y bustos de reyes y personajes célebres que asomarían en los jardines.

El 13 de junio de 1915, Alberto de Palacio escribe una carta a su hijo, en la que le explica que Alfonso XIII se quejaba sin cesar de la poca ambición de los arquitectos a los que encargaba la ampliación del Paseo de la Castellana, hasta que Núñez Granés presenta su ampliación, y el Rey dice que si finalmente se lleva a cabo, se convertirá en el mejor paseo del mundo.

Sin embargo, tanto el monumento como el parque de Alfonso XIII nunca fueron construidos. Hasta 1933 no se derribó el Hipódromo para poder prolongar la Vía, pero en ese año, el que había sido rey ya no se encontraba en España. El 12 de abril de 1931, las elecciones municipales dieron la victoria a las candidaturas republicanas, y el 14 de abril del mismo año se proclamó la II República, mientras el antiguo monarca abandonaba el país. 

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El edificio Carrión

La Gran Vía es un hito que marca un antes y un después en la historia madrileña. Son tantos los edificios a destacar que por lo general es difícil elegir uno, y por ello se suele hablar de la calle en su conjunto. Sin embargo, cada uno de esos edificios tiene su historia, su proyecto independiente del resto.

1. Proyecto de Luis Gutiérrez Soto
Es el 4 de abril de 1910 cuando, en presencia del alcalde de Madrid, José Francos Rodríguez, el presidente del gobierno, José Canalejas, y la familia real con Alfonso XIII a la cabeza, se comienzan oficialmente las obras de demolición de las antiguas calles, edificios e iglesias, para construir la Gran Vía.

La misma se divide desde el comienzo en 3 tramos, tanto en períodos de construcción como en disposición. El primero iría desde el actual edificio Metrópolis (donde antes se situaba la “Casa del Ataud”) hasta la Red de San Luis, junto al edificio Telefónica. El segundo tramo, de ahí hasta la plaza de Callao. El último llegaría hasta su fin en Plaza de España.
2. Proyecto de Emilio Paramés con
J. Rodríguez Cano. Fotomontaje

Hoy vamos a hablar del primero de los edificios del tercer tramo de la vía, el edificio Carrión.

En el lugar en que hoy se encuentra el posteriormente llamado edificio Capitol, más que conocido por su cartel de Schweppes, se situaba un terreno propiedad del marqués de Melín, don Enrique Carrión y Vecín (de ahí el nombre de edificio Carrión). El mismo estaba situado junto a la plaza de Callao, con esquina a la calle Jacometrezo y Gran Vía.

3. Proyecto de Manuel
de Cárdenas
El marqués decidió convocar en 1931 un concurso privado entre varios arquitectos para la construcción de un edificio que se convirtiera en un hito para Madrid, pero también que fuera de su agrado, tarea nada fácil. Las seis candidaturas fueron de:
-         1. Luis Gutiérrez Soto, que formó parte en la llamada Generación del 25
-         2. Emilio Paramés con J. Rodríguez Cano
-         3. Manuel de Cárdenas
-         4. Eduardo de Garay con Juan de Zabala
-         5. Luis Martínez Feduchi con Vicente Eced
-         6. Pedro Muguruza

4. Proyecto de Eduardo de Garay
con Juan de Zabala
En el momento, el arquitecto más conocido, además de Luis Gutiérrez Soto, era probablemente Pedro Muguruza (1893-1953), por obras como, por ejemplo, la terminal de la Estación del Norte, o el vecino Palacio de la Prensa, aunque fue años después cuando realizó obras como la reconstrucción de la Ciudad Universitaria tras la Guerra Civil, o el proyecto del Valle de los Caídos.

Como el solar era irregular, se requería un chaflán, un plano recto en lugar de una esquina en la plaza de Callao, o eso pensaron tanto Pedro de Muguruza como Manuel de Cárdenas. Los otros cuatro de los proyectos se idearon con el remate de manera curva, dando un carácter expresionista al edificio y acentuando su horizontalidad.
5. Proyecto de Luis Martínez
Feduchi con Vicente Eced

Los seis diseños fueron presentados en la revista “Arquitectura” en junio de 1931, y se daba a conocer en ella la planta y el alzado propuestos.

El diseño de Pedro Muguruza era, para muchos, el idóneo, porque respetaba su obra del Palacio de la Prensa, y ponía los dos edificios en armonía, como se puede apreciar en la fotografía número 6. El lenguaje clásico con pilastras, balaustradas, tondos, arcos y molduras, hacían que esta construcción completara el conjunto con la anterior.

El arquitecto hizo varios cambios en el diseño, pasando, por ejemplo, de una portada con un arco de medio punto en la planta baja a una apertura rectangular. Posteriormente, volvió a cambiar esta entrada por una sucesión de columnas, y por último, por arcos de medio punto entre pilastras.

6. Proyecto de Pedro Muguruza
junto a Palacio de la Prensa.
Fotomontaje de Carlota Bustos en 
"El proyecto de Pedro Muguruza
para el concurso del edificio Carrión
en la configuración del tercer tramo
de la Gran Vía", concursos de arquitect.,
actas del XIV Congreso de Expresión
Gráfica Arquitectónica, Univ. de 
Valladolid, 2012, pp 333-338
Sin embargo, no es Pedro Muguruza quien gana el concurso. Tampoco Luis Gutiérrez Soto, como se podría pensar.

Y es que llegó el día en que el marqués tenía que decidir qué proyecto autorizaría para ser realizado en su solar... y descartó los seis. Ninguno fue de su agrado y se declaró nulo el concurso, así que todos quedaron en papel y nunca vieron la luz.

Edificio Carrión
Finalmente, don Enrique Carrión y Vecín contrató a Feduchi y Eced, que habían presentado conjuntamente uno de los diseños, y les hizo directamente el encargo para que hicieran un proyecto nuevo que guarda, sin embargo, mucha semejanza con el que ya habían presentado anteriormente, en un estilo claramente expresionista (inspirado en el expresionismo alemán y con forma de barco). Una elección personal del marqués que, como tantas otras a lo largo de la historia, han cambiado para siempre la fisonomía de nuestra ciudad.

Y a ti, ¿cuál de los seis te parece el más indicado para esa situación?
¿Fue acertada la decisión del marqués?