miércoles, 25 de febrero de 2015

El Paseo de la Dirección

Hasta la fecha, la práctica totalidad de los artículos publicados en el blog “El Madrid que no fue”, se han referido a monumentos, edificios, rascacielos, e incluso líneas de metro y tren que se proyectaron para Madrid, pero que acabaron olvidados en un cajón, algunos por fortuna y otros por desgracia.

Pero si hay un proyecto cuya paralización ha exasperado a lo largo de décadas a los vecinos de todo un barrio es el del Paseo de la Dirección.

Paseo de la Dirección a día de hoy ubicado en el mapa
La historia comienza en 1929, cuando un plan urbanístico propone que se construya una avenida similar al Paseo de la Castellana que una el este y el oeste de la ciudad, al igual que la  Castellana hace con el norte y sur de Madrid. Éste es el origen del proyecto del Paseo de la Dirección.

Si bien la idea era más que interesante, su seguimiento no fue en consonancia. Y es que ya en 1931 se habla de la dejadez en cuanto a las obras del Paseo.

La Guerra Civil y la post guerra hacen que este proyecto se paralice indefinidamente, y esta zona, no muy lejana a Plaza de Castilla, comienza a ser uno de los lugares más olvidados por los gobernantes de Madrid.

Acueducto de Valdeacederas junto a las obras, 2013.
cordelesdehesavilla.blogspot.com.es
A pesar de este abandono la zona no carece de interés, puesto que varias instalaciones del Canal de Isabel II, inaugurado en 1858, transcurren por el entorno. De hecho, cuatro acueductos llevan años sufriendo estas obras del Paseo de la Dirección. Algunos han quedado desfigurados, y otros están encajonados, a pesar de su importancia histórica por traer el agua del río Lozoya a la capital. Se trata de los acueductos de los Pinos, de la Traviesa, de Valdeacederas y de los Barrancos.

En 1977 el entonces alcalde de la ciudad, Juan de Arespacochaga, visita la zona del Paseo de la Dirección, y de lo que se habla es, en lugar de la construcción de esa flamante avenida, de la dotación de servicios básicos al barrio.

Paseo de la Dirección desde el aire (2012)
cooperativa-areanorte.com
Más tarde, en 1985, igualmente parece olvidado el plan inicial, y lo que se hace es construir un nuevo espacio, la plaza de la Remonta, que, inaugurada en 1987 junto a la calle de Bravo Murillo, simula una plaza mayor tradicional. Los arquitectos Arturo Ordozgoiti Blázquez y Álvaro Hernández Gómez son los artífices de este proyecto de plaza peatonal, que está rodeada por edificios con soportales en sus 11.000 metros cuadrados de superficie.
Sin embargo, como decimos, el proyecto que nos ocupa del Paseo de la Dirección sigue en esta época sin abordarse.

Es en 1997 cuando la Comunidad de Madrid, responsable del distrito de Tetuán desde 1983, otorga al IVIMA, el Instituto de la Vivienda de Madrid, una superficie de 197.000 metros cuadrados para urbanizar por fin el entorno. Se trata de una expropiación ante la cual los vecinos se movilizan y crean en 2000 una Asociación de Afectados para el Desarrollo del Paseo de la Dirección.
Y es que al tratarse de una zona a la espera de una ejecución urbanística, el Ayuntamiento deja de realizar las tareas de limpieza y mantenimiento, y las viviendas ya construidas comienzan a deteriorarse.

Tramo del Paseo de la Dirección (2013)
Sorprendentemente, en 2003 el IVIMA renuncia a todos sus derechos en la zona, y el Ayuntamiento vuelve a hacerse cargo del Paseo de la Dirección, recuperando el plan de urbanización de 1997, mucho menos ambicioso que el inicial de 1929.

El Ayuntamiento convoca un concurso para la construcción, y es la empresa Dragados la que se compromete a la ejecución de las obras en un periodo máximo de 6 años, con una posible prórroga de 18 meses por causas justificadas.
Se comunica así a los vecinos que van a sufrir una expropiación de sus viviendas para continuar con el proyecto del 97. Dragados está obligada a pagar en total 88 millones de euros de indemnización a todos los vecinos, pero en 2009 el Ayuntamiento confirma la expropiación y rebaja la cantidad a 56 millones.
Proyecto de 2014 para el Paseo de la Dirección
Se suceden numerosos recursos, y en 2010 la empresa comienza a pagar a los vecinos.

Parece que la historia llega a su fin y que el Paseo de la Dirección se va a urbanizar, pero nada más lejos de la realidad. En 2011 Dragados paraliza la obra alegando unos errores previos, aunque puede que la crisis económica afecta también a este plan.

Proyecto de 2014 para el Paseo de la Dirección
En 2013, el Ayuntamiento y la empresa constructora llegan a un acuerdo y se reanudan las obras.

En 2014 el Plan se modifica y se detalla el lugar que tendrán los espacios verdes en esta “nueva” área, y hace tan sólo unos días, el 20 de febrero de 2015, el Plan Parcial del Paseo de la Dirección recibe luz verde, ofreciendo algún detalle más del proyecto que existe a día de hoy.

Se construya o no el Plan aprobado en 2015, lo cierto es que el Paseo de la Dirección nunca podrá olvidar estos años en los que es posible encontrar un barrio en no muy buenas condiciones a tan sólo 5 minutos de las Torres Kío.

Siempre quedará soñar con el proyecto del 29, ese proyecto que ya es uno más en nuestro amplio listado de “El Madrid que no fue”.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Un tren para Navalcarnero

En el post de hoy hacemos las maletas y salimos de la capital para viajar hasta Navalcarnero, destacada población de la Comunidad de Madrid.

Plaza de Segovia, Navalcarnero (bookstyle.net)
La localidad es una de las más históricas de la provincia. No en vano, en 1627 se emancipa de Segovia, ya que había estado bajo su jurisdicción desde 1499, y consigue así el título de Villa.

Sin embargo, el acontecimiento más importante de la historia de Navalcarnero se vive el 7 de octubre de 1649, al celebrarse allí los esponsales de Felipe IV con su sobrina Mariana de Austria. Es entonces cuando se le otorga el título de “Villa de Villa Real de Navalcarnero”, sí, dos veces Villa. Los festejos mencionados aún hoy se siguen rememorando todos los meses de septiembre.

La población cuenta, en 2003, con unos 15.000 habitantes. A pesar de no ser uno de los municipios más habitados de la Comunidad, ese año se decide que necesita algún medio de transporte público que pueda conectarlo rápidamente con la capital. Y es que a la congestión de la autovía del Suroeste o A-5 (autovía de Extremadura) se sumaba la construcción de un ensanche que poblaría aún más esta área de la provincia.
Proyecto de ampliación de la C-5

Lo que se proyecta finalmente es la prolongación de la línea C-5 de Cercanías RENFE que conecta las localidades de Móstoles, Alcorcón, Leganés y Fuenlabrada con la céntrica estación de Atocha.

Con el nuevo plan, la C-5 se bifurcaría a su paso por Móstoles central. La C-5A finalizaría en Móstoles el Soto, es decir, mantendría su trazado habitual.
El cambio se produciría en la línea C-5B: tras tres nuevas estaciones en la localidad mostoleña, se llegaría a Arroyomolinos-Xanadú (facilitando el acceso, por tanto, al centro comercial Madrid-Xanadú y a su pista de esquí cubierta), al PAU de Navalcarnero (el ensanche anteriormente mencionado), y finalmente al centro de Navalcarnero.

Un total de 14,50 nuevos kilómetros que en un primer momento se presupuestaron en  190 millones de euros, pero que finalmente se contrataron por 362 millones a la empresa OHL.

Cartel informativo de las obras de ampliación de la C-5
entre Móstoles Central y Navalcarnero
La obra comenzó. Las grúas y máquinas tuneladoras ocuparon un espacio visible junto a la autovía de Extremadura y tomaron gran parte de la ciudad de Móstoles, que vio cómo la principal avenida del municipio quedaba afectada por este plan, al tener que pasar los nuevos túneles de Cercanías bajo la población.

Sin embargo, la burbuja inmobiliaria explotó y comenzó la crisis económica. Las obras, que ya llevaban 3 años de retraso y que deberían haber puesto la línea en funcionamiento en 2011, fueron interrumpidas por OHL en 2010. Y es que la estimación de pasajeros que utilizarían el nuevo servicio pasó de 20.000 a 4.000 usuarios al ponerse en duda la finalización del nuevo ensanche de Navalcarnero.

Obras de ampliación de la C-5 con las máquinas trabajando
junto a la autovía de Extremadura. (ohlconcesiones.com)
Móstoles reclamó que sus calles volvieran al aspecto habitual, por lo que la empresa adjudicataria cegó los túneles ya abiertos y actualmente se están cerrando las zanjas que pueblan el municipio, dificultando así que en algún momento se puedan volver a retomar las obras. Y es que se había invertido ya un 50% del dinero presupuestado, por lo que los túneles bajo la localidad mostoleña estaban muy avanzados.

El Gobierno de la Comunidad de Madrid, la Asamblea de Madrid y los ayuntamientos afectados han pedido a OHL continuar los trabajos, pero la empresa duda que se trate de un proyecto rentable, por lo que a principios de este febrero de 2015 se ha retirado todo el material de obra.

Imagen tomada en el mismo lugar que la foto anterior,
pero con las obras ya paralizadas (El País)
Parece que se trata del punto y final de una historia que perjudica, especialmente, a los habitantes de Navalcarnero, que cuenta en 2015 con más de 25.000 habitantes. Y especialmente triste pensar que, a pesar de todo el dinero invertido, esos túneles queden desatendidos y sin ninguna utilidad por el paso del tiempo.

Habrían sido 40 minutos de recorrido entre Navalcarnero y Atocha, y además de favorecer la movilidad de los navalcarnereños y descongestionar la autovía de Extremadura, se habría impulsado el turismo en esta localidad del suroeste de la Comunidad.

¿Crees que es razonable que se paralice la construcción por la poca demanda estimada, o por el contrario piensas que se debería finalizar este proyecto?

miércoles, 11 de febrero de 2015

Sueño arquitectónico para una exaltación nacional

Luis Moya Blanco (1904-1990) fue un arquitecto que construyó, a mediados del siglo XX, edificios tales como el Museo de América de Madrid o la Universidad Laboral de Gijón. Tal llegó a ser su importancia que fue maestro de arquitectos de la talla de Miguel Fisac (autor de la Pagoda que comentamos hace unas semanas en este mismo blog), y Fernando Higueras (artífice de la sede del Instituto de Patrimonio Histórico Español, en la Ciudad Universitaria).

En plena Guerra Civil (1936-1939), Luis Moya decide idear por su cuenta un conjunto al que denomina “Sueño arquitectónico para una exaltación nacional”. Se trata de un proyecto que sorprende en muchos aspectos.

Lo que el arquitecto planea es un conjunto que sirva para la divulgación de la arquitectura clásica contemporánea. Para ello intenta no seguir las corrientes que llegan desde Francia, ya que está más influenciado por la ideología que se propaga en esos momentos por Italia.

El proyecto consiste en el desarrollo de tres ideas:

En primer lugar, se trata de la exaltación nacional que el propio nombre indica. Esto se ve reflejado en un Arco del Triunfo que será el que dé acceso a todo el conjunto arquitectónico.

2. Arco triunfal visto por la otra cara
1. Arco triunfal. Monumento a la Bandera


















El arco, al igual que ocurre con la Puerta de Alcalá, tendrá dos caras diferentes. Una de ellas está llamada a ser un monumento a la Bandera. En el centro de la misma se encontraría la escultura de Santiago Apóstol, representado como Santiago Matamoros, y reivindicando así su condición de patrón de España.

La otra, en cambio, habla del resurgimiento del país representado en dos hombres plantado un árbol.


Se trata de un arco triunfal muy diferente a los ya conocidos, por ejemplo, el de París. Es mucho menos formal, y recuerda más a un arco festivo que a uno victorioso, elevándose para evocar ese resurgimiento ya mencionado.

En segundo lugar, el conjunto sirve de exaltación fúnebre para honrar a los caídos, idea que posiblemente sea el germen del posterior Valle de los Caídos.

La relación con los muertos se daría en todo el espacio que ocuparía esta obra, puesto que la misma se ubicaría en el antiguo cementerio de San Martín. Se trata de un lugar elevado en la capital, y el monumento central se podría ver desde cualquier punto de la ciudad. En estos terrenos es donde posteriormente se construyó el estadio de Vallehermoso, del que hablamos en el anterior post.

Pero la exaltación fúnebre se daría, especialmente, en el monumento central del conjunto: una pirámide, considerada por Luis Moya un elemento característico de la arquitectura española.

3. Vista exterior de la pirámide
4. Pirámide desde el extremo opuesto

















Y es que las pirámides están presentes en los pináculos de la obra cumbre de la historia del país, el monasterio de San Lorenzo de el Escorial, obra a la que recurre el franquismo en numerosas ocasiones. Un buen ejemplo es el Ministerio del Aire en Moncloa. 

5. Sepulcro al "Héroe Único" en la
parte inferior de la pirámide
El Escorial ha sido siempre un modelo recurrente por tratarse del símbolo de la época más gloriosa del Imperio Español: el reinado de Felipe II.

La pirámide sería un monumento en el que se alojarían diversas estatuas de los caídos en la Guerra, y un sepulcro al “Héroe único” (imagen 5), que posiblemente reservara el arquitecto para José Antonio Primo de Rivera.

Una planta más arriba, sobre este sepulcro, se erigiría un colosal monumento, una gran tela portada por ángeles que, a modo de llama de fuego que se eleva, representaría el paño de la Pasión de Cristo (imagen 6), donde se incluirían elementos tales como la columna, la lanza, el lienzo de la Verónica, y en lo alto la cruz.


6. Monumento del paño de la Pasión de Cristo
en el interior de la pirámide, sobre el sepulcro

En tercer lugar, se pretende resaltar la importancia militar. Y es que el conjunto consistiría en la pirámide central, a la que se accede por un paseo triunfal donde se situaría el Arco, pero todo ello rodeado por plazas, cipreses (que serían los que habrían dado sombra a las tumbas del antiguo cementerio), y edificios militares y administrativos, que harían que la obra no sólo tuviera una vocación monumental, sino también funcional.

Una auténtica ciudad funeraria que, a pesar de todo, fue irrealizable. En 1940, el autor del proyecto intentó presentarlo, aún sin muchas esperanzas, para su posterior construcción, pero no fue posible la misma.

Dejando a un lado las connotaciones políticas... 
¿te hubiera gustado que una pirámide destacara en el skyline madrileño?

sábado, 7 de febrero de 2015

Premios 20 blogs


¡Hola a tod@s!

Desde ayer está abierta la votación a los Premios 20blogs, organizados por 20 Minutos. En esta edición, "El Madrid que no fue" se presenta como candidato a mejor blog por "Tu ciudad". Os pido que, si os gusta el blog, pinchéis abajo y votéis por "El Madrid que no fue".

¡¡Mil gracias!!




miércoles, 4 de febrero de 2015

El nuevo estadio de Vallehermoso

En el distrito de Chamberí existió, desde 1957, un estadio que much@s seguro recuerden con cariño. Y es que éste no era un estadio como otro, no era ni siquiera de un equipo de fútbol o de baloncesto... era el estadio de atletismo de Madrid, el Estadio de Vallehermoso.

Cementerio de San Martín, lugar donde se constuyó el
Estadio de Vallehermoso
La historia de este espacio comienza en el siglo XIX, cuando José Bonaparte decide sacar los cementerios del centro de la ciudad para evitar epidemias. En lo que hoy es Chamberí, años después, ya en 1848, se sitúa un gran camposanto, que no se completa de cuerpos hasta principios del siglo XX, concretamente el 1902.

En 1926 se decide derribar el cementerio y construir un Jardín Elíptico, una gran plaza ajardinada, donde se situarían patios con fuentes y estatuas de todos los alcaldes de Madrid.
Sin embargo, las galerías de nichos fueron usadas como lugar de escondite en la Guerra Civil, y aún pasada la contienda quedaban algunos restos. Ese primer proyecto de zona arbolada nunca vio la luz.

Los terrenos habían vuelto a manos del Ayuntamiento en 1933, y en 1957 fueron cedidos por 50 años para la construcción de un estadio que albergara los II Juegos Iberoamericanos. Y fue exactamente lo que duró la existencia de ese recinto deportivo: 50 años.

Así nació el Estadio de Vallehermoso.

Poco a poco fue haciéndose popular. Uno de los principales eventos internacionales de atletismo en Madrid fue, desde 1979, el “Meeting de Madrid”. En él se daban cita los más destacados atletas del panorama, y se celebraba a menudo en este lugar.
Estadio de Vallehermoso (1957-2008)
En el mismo escenario, por ejemplo, el corredor imbatible Edwin Moses perdió por primera vez tras nueve años, nueve meses y nueve días en 1987. La noticia daba la vuelta al mundo en pocas horas.

Y así el Estadio de Vallehermoso se convirtió en mítico, y en uno de los más representativos de nuestra ciudad.

En 2007, Madrid se sumía embarcada en un reto de magnitudes colosales: la candidatura para acoger los Juegos Olímpicos de 2016. Aunque el principal estadio olímpico de Madrid habría sido el de la Peineta, que bien merece otra entrada en el blog, éste acogería también diversas pruebas deportivas.
Por este motivo, Vallehermoso cerró sus puertas, y nadie lo lamentó, puesto que en dos años habría sido derribado y lo sustituiría un estadio completamente nuevo y más adaptado a los nuevos tiempos.

Un año después, en 2008, se demolía el mítico estadio, dejando una zanja de 12 metros de profundidad, y eliminando cualquier recuerdo del espacio deportivo.

En ese mismo año se convocó un concurso de ideas para el Proyecto de Instalaciones Deportivas Vallehermoso con el fin de adaptarse a los requerimientos olímpicos.
Proyecto del nuevo estadio de Vallehermoso
De entre 26 proyectos, “Delfos”, del estudio de arquitectos Cano Lasso, fue el nombrado ganador. Se proponía la construcción de un polideportivo, un gran parque urbano y, por supuesto, el ansiado estadio de atletismo.

En primer lugar, el polideportivo sería un Centro Deportivo Municipal concebido bajo rasante, con lucernario y patios varios. El mismo podría ser utilizado por los vecinos del barrio. Tendría un aforo para 2.500 personas, y tendría tres salas polivalentes, una piscina cubierta de 50 x 25 metros, y un spa.

En segundo lugar, el gran parque tendría una extensión de 20.000 metros cuadrados con juegos para niños, zonas estanciales, pistas de pádel y polivalentes, y piscinas recreativas.

Y lo mejor, para el final. El estadio de atletismo, de tipo reglamentario, estaría completamente preparado para acoger pruebas de unos Juegos Olímpicos. Una pista de 400 metros de longitud de ocho calles y una gran zona de campo interior para lanzamientos, saltos y resto de disciplinas del atletismo harían que el nuevo estadio mejorara al anterior y se modernizara considerablemente. Sería, por tanto, apto para las pruebas de más alto nivel competitivo internacional.
Vista exterior del proyecto del nuevo estadio de Vallehermoso.
Sólo se aprecia el edificio de usos complementarios.

La pista tendría un aforo de más de 10.000 espectadores, y al menos la mitad se situaría bajo cubierta.

Además, bajo el estadio se situaría un aparcamiento subterráneo de 1.000 plazas, que podrían disfrutar tanto vecinos como usuarios de las instalaciones, y también se construiría un alto edificio de usos complementarios, en la parte trasera de la parcela (junto a la calle Jesús Maestro), para acoger la dirección y administración del centro, una biblioteca deportiva, una guardería, un centro médico y aulas de formación.

Pero llegó 2009 y las obras no habían comenzado. Lo único que se había hecho era demoler el obsoleto estadio.
En otoño, Madrid cayó de la carrera olímpica, y fue Río de Janeiro quien se hizo con los JJOO de 2016.
Una crisis económica histórica y diversos casos de corrupción salpicaron a esta instalación, y las obras no sólo se paralizaron, sino que se suspendieron.

Solar en que estaba el estadio de Vallehermoso.
Al fondo se aprecia el nuevo gimnasio. (El Mundo)
En 2011 se adjudicó un nuevo proyecto a Ingesport: se comenzó a construir en una pequeña parte de los terrenos un gimnasio privado con una sala de fitness, tres piscinas, tres pistas de pádel, un pabellón de deportes, un spa, cuatro salas para actividades dirigidas, y un parking de uso exclusivo para abonados del gimnasio.

El mismo fue finalmente abierto en 2014. Sin embargo, al privatizar su uso, no se da la posibilidad de usar las instalaciones con el abono municipal, sino que hay que ser socio del gimnasio en concreto.

Aún así y como decimos, se trata de una pequeña parte del solar, puesto que todo el espacio antiguamente ocupado por el estadio sigue a la espera de tiempos mejores.

Los terrenos, al ser de uso deportivo, no pueden acoger otros proyectos que no sean de esa índole. Por tanto, lo que había sido un cementerio, vuelve a ser un camposanto, pero en vez de haber cuerpos lo que hay es una zanja de 12 metros de profundidad en que se enterró en 2008 al estadio de Vallehermoso por completo.